lunes, 24 de octubre de 2011

Correr


Salí a correr y era de noche. Más noche que antes, cuando también corría, esperando y sin decir palabra. Entonces me dolían las piernas, las rodillas, y paraba. A esa hora empezaba a amanecer, pero no hacía tanto frío como ahora. Corría esperando mientras empezaba a amanecer. Hoy salí a correr y era de noche. No estaba solo. Y la noche se sostuvo a lo largo del camino. Hoy corrí hacia la noche, sin pensar que nada estaba esperando. Hacia dónde corremos, qué dirección llevamos. Todos vamos caminando, pero correr es también ir de prisa. Hacia qué parte andamos tan rápidamente. Entonces corría esperando, con tanta prisa. Hoy salí a correr. Era de noche. Seguí corriendo hacia la nada.

4 comentarios:

  1. Lo que pasa por perder el iPod.

    ResponderEliminar
  2. Corremos hacia una rutina que, invariablemente, necesitamos, aunque no sepamos para qué. Justo ayer, yo corría, corría, hacia la biblioteca nacional, pensando: "Debo revisar esos periódicos este día, si no nunca acabaré la tesis". Incluso había fijado una hora precisa a la que debería estar pidiendo los ejemplares. Pero entonces sucedió que iba en el metrobús, con unos audífonos puestos para sofocar el ruido exterior y lograr un poco de concentración para leer. Vi que la parada en que tenía que salir se aproximaba y vi con angustia y pesar que para llegar a la puerta debía sortear algo así como 20 personas hacinadas. No me pude parar, regresé mis ojos hacia el libro y me dije que no estaría nada mal darme una vuelta, puesto que ya estaba sentada, hasta el caminero y de regreso, para bajar con más calma. Y lo hice, aunque esto trastocara mi carrera y mi rutina. Y me sentí muy bien.

    ResponderEliminar
  3. Pero correr también es una manera de huir, es la huida y no la ida hacía la nada.

    ResponderEliminar
  4. Nadie puede ver, nadie se imagina lo corrompible de la duda, que se mece fría en la noche.

    ResponderEliminar