miércoles, 30 de noviembre de 2011

Iba a terminar noviembre


Iba a terminar noviembre y no había soñado. Iba a terminar noviembre y a punto estaba cuando soñé dos veces. La primera, sentado en el sillón que de tan bajo que es no hemos atinado a comprar una mesa para hacerle compañía. Estaba sentado, decía, con el peso del mundo en las piernas, hosco, la ventana del balcón abierta, entonces soñé con abrir la boca, tan grande, que pudiera decir Ven conmigo. No abrí la boca, no tendría caso. Escribí en cambio un poco, como una burla para mí mismo, y el esfuerzo no hizo daño a nadie. La segunda vez estaba dormido y en el sueño parecía feliz. Todo era ruinas, paredes, techos, blancura que llegaba junto a la tarde. Soñé. Era feliz de ver a una mujer quedarse, en blanco y negro, como la fotografía.